Ya llega el verano. Y con él llega el buen tiempo, los días más largos, más luz durante el día, más horas de sol y, también, más calor.

En general tenemos todos un mejor estado de ánimo, nos apetece salir más, empieza la época fuerte por comer helados, cenar fuera, tomar algo en las terrazas…

Pero… y ¿cómo se viven estos cambios desde la parte de adentro, desde el punto de vista de los profesionales, desde quien trabaja en un restaurante?

Muchos restaurantes cuando se acerca la temporada de verano también tienen que realizar cambios.

Veamos algunos.

Cambios en la carta y los productos que ofrecen.

Los restaurantes normalmente tienen dos cartas, una para la época de frío y otra para cuando llega el calor. Es evidente que hay platos que apetecen más en invierno que en verano y al revés. Además, en verano normalmente nos decantamos por comidas más ligeras y menos copiosas.

Cambios en la plantilla.

Según dónde esté situado el restaurante cerrará en agosto o bien contratará a más gente en plantilla. Si se encuentra en un sitio turístico, en verano la gente tiende a viajar más y eso se notará. Consecuentemente, si se le suma el incremento de gente local con ganas de salir y festejar, indudablemente implicará una necesidad de un mayor número de camareros.

Cambios a nivel de gestión y organización.

Siguiendo con el caso de restaurante ubicado en zona turística y que necesita un aumento de plantilla, también tendrá que buscar el tiempo para enseñar a los nuevos el funcionamiento, normas, que haceres y demás, así como esta parte nueva del equipo, tendrá que buscar también el tiempo para adaptarse, memorizar e interiorizar el funcionamiento, las normas y la carta (alérgenos, salsas, forma de cocinar los platos…).

Cambios de espacios.

Habrá otros restaurantes que disponen de terraza sólo en verano. La nueva zona de trabajo implicará una nueva organización, poner como responsable a uno de la plantilla y coordinar las distintas zonas con la cocina.

Cambios en horarios y decoración.

Muchos bares en verano tienen un horario más largo, ya que la gente sale a cenar más tarde, sin horarios y sin prisas. Así pues los horarios de cocina también se pueden alargar. Por último, la decoración del local puede adaptarse a la estación en la que nos encontremos. Esto lo hará aun más atractivo para la clientela.

Así pues vemos que los cambios son para todos, y que con el verano, las ganas de relax, de salir y de gozar de las vacaciones para otros implica más trabajo, dedicación y organización.

Está bien ver las cosas desde distintos puntos de vista.

¡A empezar a disfrutar el verano y… a innovar y trabajar!